Recuerdo mucho la historia de un español, que hace muchos años, llegó al puerto de Veracruz. De las primeras cosas que probó, fueron los mangos. Textualmente aún dice «Me comí uno, dos, y me comí ¡veinte!» y supe que había llegado al paraíso. de esta tierra no me iría jamás». El señor acaba de cumplir 100 años y llegó con solo 15. Y entre muchas otras cosas, fue el delicioso sabor de esta maravillosa fruta, la que lo hizo enamorarse de nuestro país.
Más acerca de los mangos
El mango es de origen asiático y curiosamente fueron los españoles los que lo introdujeron México. Al encontrar con las condiciones propicias para su cultivo surgieron las variedades que ahora nos hacen las delicias a nuestro paladar. Requiere un clima tropical con alternancia entre lluvia y sequía, con duración mínima de un mes para inducir la floración de la planta. Así mismo, la planta de mango necesita suelo arenoso, limoso o arcilloso para la rápida penetración y anclaje de las raíces.
Es el número uno en la lista de favoritos por los consumidores. Su dulce sabor y textura suave sin fibras hace que sean inigualables. Su color amarillo canario y la finura de la pulpa los hace ideales para postres. Si se compran verdes, también pueden usarse como botanas o en platillos tropicales tales como el ceviche y los aguachiles.
Las variedades
Con los injertos surgieron las variedades de mangos, entre las que destacan, el Manila, Ataúlfo, Kent, Tommy Atkins, Haden, Champange, entre otras.
Los mangos más conocidos en nuestro país, y favoritos por su sabor son los Manila, Ataúlfo y el «mango petacón» como se le conoce a una de las variedades antes mencionadas. Se comen solos, con chile y limón o en postres, salsas, bebidas y platillos en general. ¿A quién no le encanta de postre un mango?
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